Un chef colombiano asa las arepas de la revolución

Fabián Lloreda dirige a 75 trabajadores en la cocina de la arepera socialista de Parque Central, en el centro de Caracas. Este proyecto, inaugurado por el Ejecutivo a finales de 2009, apenas abrió una segunda sucursal en marzo de 2010 en Zulia. Sin embargo, los comerciantes privados dicen que no pueden competir con los precios subsidiados por el Estado
  

El fogón donde se asan las arepas socialistas de la revolución lo dirige una mano extranjera, la de Fabián Lloreda Castaño, un chef colombiano que cursó estudios en Francia e Inglaterra. A su cargo está la cocina de la arepera estatal que funciona desde finales de 2009 en la parte baja del complejo Parque Central, en el centro de Caracas.
El uniforme del chef es gris, distinto al rojo que resalta en las franelas del resto de los empleados que sirven en la arepera: son 75 en total, repartidos en dos turnos entre las seis de la mañana y las ocho de la noche. En la barra están ocupados al menos diez trabajadores, que rellenan las cerca de 2.000 arepas que se venden cada día, de acuerdo a los cálculos de Lloreda.

Aunque en abril de 2010 la inflación golpeó a estas arepas subsidiadas por el Estado, se decretó un aumento de 50% por unidad, el precio sigue siendo lo atractivo para los hambrientos: BsF 7,5. “Nos ha subido la clientela en los últimos meses”, dice Lloreda. En el local también se ofrecen almuerzos por BsF 18, de los que calculan salen diariamente casi 280 platos.
La sede de Parque Central es la primera de la cadena de areperas estatales, adscritas al Ministerio del Comercio. Existe una segunda que se inauguró el 6 de marzo de 2010 en Maracaibo, estado Zulia; así como otra al sureste de Caracas, que funciona en un local que ocupaba la franquicia Arturo´s en las adyacencias del Fuerte Tiuna (un centro de formación y alistamiento militar). Antes que el ministro Eduardo Samán dejara la cartera en febrero de 2010, había prometido abrir también al menos otras seis sucursales en la capital.

Obligación socialista

Lloreda vivió ocho años en Londres, Inglaterra, antes de residenciarse en Venezuela. Aquí ya lleva dos años, la mayor parte ocupado en la cocina del restaurante La Guacamaya, en lo alto del teleférico Waraira Repano en Caracas. “Es un cambio completo, porque la arepa es un producto menos elaborado. Me concentro en el guiso y en lo que servimos de almuerzo, que sea balanceado y no quede salado porque viene mucha gente mayor”, cuenta.
El cambio en la cocina lo hizo por dinero. “Aquí pagan bien, no es el gran sueldo, pero los beneficios son buenos. Si me proponen algo mejor, me voy”, admite. Ya antes también estuvo en el equipo de cocineros del campamento Waku, en pleno parque nacional Canaima, al sur del país.
Su permanencia en la arepera socialista tiene fecha de salida, en 2011 se regresa a Londres. “Allá me va mejor”, dice. Ya en Caracas lo han robado tres veces y dentro del propio local un cliente lo amenazó con una botella: “viene gente que pretende que le regalemos una arepa, porque así es el socialismo. No. Se la puedo dar a una señora en una silla de ruedas o a una persona con problemas, pero a alguien sano, no”.

En la acera privada

La variedad en el menú en este cadena estatal es mucho menor que en las areperas privadas, hay que adaptar el paladar a lo que se exhiba en el mostrador. Si el guiso de relleno se acaba, no se repone inmediatamente. Así pasa también con las bebidas, que surte exclusivamente la empresa estatal Lácteos Los Andes.
En la arepera socialista se jactan de ofrecer 70% de descuento frente al “mercado capitalista”, una oferta que en los comercios privados dicen no poder ofrecer. En los tradicionales locales del sector en Las Mercedes, al este de Caracas, los precios de las arepas oscilan entre BsF. 24 (con el tradicional queso telita) y BsF. 45 (pernil).
En los establecimientos en Las Mercedes, que funcionan todos los días las 24 horas, trabajan al menos 50 personas. Aunque la mayor parte de los gastos, explica uno de los propietarios que prefirió no dar su nombre, se producen a cuenta de los servicios: pueden cancelar al mes más de BsF 5.000 por el servicio de luz y hasta BsF. 3.000 por agua.
En estos locales dicen que adquieren un promedio mensual de 50 kilos de harina de maíz para elaborar aproximadamente 4.000 arepas cada cuatro semanas, aunque sus ventas han disminuido a causa de la inseguridad. Hasta ahora los privados no sienten el efecto de la competencia socialista, pero en algunos establecimientos han comenzado a ofrecer una arepa más pequeña a Bs.F 9 para adaptarse al mercado.
Juan Pablo Arocha / @jparocha


 

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